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Es que yo soy así

Conchy Pérez Subinas

16 de marzo de 2022

Eso justifica tu comportamiento pero no lo excusa, ni a él ni sus consecuencias. Hay una parte de esa afirmación que puede sonar a autenticidad. Pero, sobre todo, tiene una carga importante de “me da igual lo que pienses o lo que suponga para ti”, “soy así porque no puedo ser de otra manera”, “a mí tampoco me parece la mejor manera de ser, pero es la que tengo”. Y, sí, todo eso es cierto. Sin embargo, solemos recurrir a esa expresión en situaciones en las que el comportamiento no es adecuado. No lo es para mí, ni para tí, ni para nadie. 

La esencia de lo que somos es lo que nos caracteriza. Es lo que nos hace auténticos. Eso a veces nos da miedo. Miedo al rechazo. Miedo a equivocarnos. Miedo a no sentirnos aceptados o valorados. Pero desconocemos que a todos nos gustan las personas auténticas. Más aún si por ser auténticas tienen que arriesgar. ¿Arriesgar qué? Su autoimagen, la percepción que los demás, cree que, tenemos de él. Sin embargo, una persona auténtica, por el hecho de serlo, no perjudica a nadie. Y, además, atrae relaciones que ponen en valor esa autenticidad. Y es eso mismo lo que hace que se sienta aceptada, valorada. Suelen ser personas coherentes. Es decir, que no actúan en función de… nada. Son como son con quien sea y donde sea. Y lo son siempre. Son constantes y fieles a su esencia. No gustan a todo el mundo. Además de que tampoco ése es el objetivo, nadie gusta a todo el mundo. Donde digo gustar digo atraer, interesar, agradar… Pero sin el objetivo de gustar. Y, sin embargo, lo consiguen.

Salvo el concepto de autenticidad implícito en la expresión “es que yo soy así”, solemos referirnos más a otras connotaciones. Y quizá eso sea un error. Que yo haya sido una bocazas se justifica con esa expresión, pero no me excusa de entender que ha sido un comentario fuera de lugar y que debería corregirlo. Si ya no puedo subsanarlo al menos hacer un propósito de enmienda. Este ejemplo puede ser más evidente, pero en ocasiones no es tan manifiesto sino que tiene que ver con los propios pensamientos o emociones. 

En ese caso la primera persona afectada eres tú misma. No la única, pero sí la primera. No la única porque tus pensamientos y emociones en un momento u otro, en una situación u otra acabarán manifestándose y, por tanto, afectando a alguna persona además de a ti. Pero la primera persona afectada por tus pensamientos y emociones eres tú. Decirte a tí mismo “es que yo soy así” es hacerse trampas al solitario. No es que sea sencillo llevar a cabo los cambios necesarios para romper ese automatismo, pero sí que está de tu mano. De hecho, sólo está en tu mano hacerlo. Los demás te pueden ayudar a visibilizarlo, pero tú eres quien le da la importancia justa para decidir que tienes que hacer algo con ello.

Y si así lo decides, la primera persona beneficiada por ello, ¿quién es? ¡Exacto! Tú misma.

Descubres que puedes ser mejor persona. No me refiero a más bondadosa, que seguro que también podemos ser más buenos. Me refiero a que actúas desde el convencimiento, tus pensamientos son coherentes con tus valores, asumes las consecuencias de tus actos o de la ausencia de ellos… 

Todo ello te lleva al equilibrio emocional. Detallo equilibrio. Las emociones no son planas. Y no deben de serlo. Las emociones son de tipo positivo y negativo y, además, con diferentes niveles de intensidad. El equilibrio está en que la emoción sea ajustada a lo que la produce en tipo e intensidad. Es ajustado que esté triste por una pérdida (del tipo que sea), pero además deberá de serlo en su intensidad. No es ajustado que llore tres días porque he perdido mi pluma estilográfica preferida pero es ajustado que me disguste. Es ajustado que celebre una buena noticia pero tampoco que lo celebre por todo lo alto, fuegos artificiales incluidos.

Si te identificas en algún momento diciéndote “es que yo soy así” plantéate si hay otra forma de sentirte o actuar. Trata de buscar el modo de llegar a esa otra forma. Ponlo a prueba y valora. ¿Has dejado de decirte “es que yo soy así”? Probablemente has llegado a tu punto de autenticidad y ya no necesitas reafirmarte con…

 

Es que yo soy así

 

 

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